sábado, 27 de diciembre de 2014

Antonio Machado Ruiz

  Poemas a la encina

Poema a las encinas

Antonio Machado Ruiz, España 1879 - 1939, nació en Triana, Sevilla el 26 de julio de 1875 y murió en Colliure, Francia el 22 de febrero de 1939. 

El poeta se costumbró a pasear por los campos soleados de la Sierra de Guadarrama, los campos frescos de Castilla donde abundan las encinas y forman los llamados "encinares castellanos" un lugar que lo inspiró acrear esos hermosos versos que componen su poema "Campos de Castilla"

Campos de Castilla

- 1° parte.
¡Encinares castellanos
en laderas y altozanos,

serrijones y colinas 
llenos de oscura maleza, 
encinas, pardas encinas; 
humildad y fortaleza! 
Mientras que llenándoos va 
el hacha de calvijares, 
¿nadie cantaros sabrá, 
encinares? 
El roble es la guerra, el roble 
dice el valor y el coraje, 
rabia inmoble 
en su torcido ramaje; 
y es más rudo 
que la encina, más nervudo, 
más altivo y más señor.                                                      
El alto roble parece                                                                 
que recalca y ennudece 
su robustez como atleta 
que, erguido, afinca en el suelo.             

Poemas de Machado
El pino es el mar y el cielo 
y la montaña: el planeta. 
La palmera es el desierto, 
el sol y la lejanía:                                                     
la sed; una fuente fría 
soñada en el campo yerto. 
Las hayas son la leyenda. 
Alguien, en las viejas hayas, 
leía una historia horrenda 
de crímenes y batallas. 
¿Quién ha visto sin temblar 
un hayedo en un pinar? 
Los chopos son la ribera, 
liras de la primavera, 
cerca del agua que fluye, 
pasa y huye, 
viva o lenta, 
que se emboca turbulenta 
o en remanso se dilata. 
En su eterno escalofrío 
copian del agua del río 

las vivas ondas de plata.

De los parques las olmedas
son las buenas arboledas,
que nos han visto jugar
cuando eran nuestros cabellos rubios
y con nieves en ellos,
 no han a ver meditar.
Tiene el manzano el olor 
de su poma,
el eucalipto el aroma, 
de sus hojas, de su flor
el naranjo la fragancia;
y es del huerto
la elegancia
el ciprés oscuro y yerto.

Campos de Castilla
¿Que tienes tú, negra encina,      
campesina,
con tus ramas sin color,
en el campo sin verdor;
con tu tronco ceniciento
sin esbeltez ni altiveza, 
con tu vigor sin tormento,
y tu humildad que es firmeza?
En tu copa ancha y redonda nada brilla,
ni tu verdeoscura fronda
ni tu flor verdeamerilla.
Nada es lindo ni arrogante
en tu porte, ni guerrero nada fiero
que aderece tu talante.

LAS ENCINAS - 2° parte         

Parda encinaBrotas derecha o torcida
con esa humildad que cede
sólo ante la ley de la vida,
que es vivir como se puede.
El campo mismo se hizo
árbol en ti parda encina,                            
ya bajo el sol que calcina,
ya contra el hielo invernizo,
el bochorno y la borrasca
el agosto y el enero,
los copos de la nevasca,
los hilos del aguacero,
siempre firme, siempre igual,                
impasible, casta y buena,
¡oh tú, robusta y serena,
eterna encina rural!

de los negros encinares
de la raya aragonesa
y las crestas militares
de la tierra pamplonesa;
encinas de Extremadura,
de Castilla, que hizo a España,
encinas de la llanura,
del cerro y de la montaña;
encinas del alto llano
que el joven Duero rodea,
y del Tajo que serpea
por el suelo toledano;
encinas de junto al mar?
en Santander?
encinar que pones tu nota arisca,
como un castellano ceño,
en Córdoba la morisca,
y tu? encinar madrileño,
bajo Guadarrama frío,
tan hermoso, tan sombrío,
con tu adustez castellana
corrigiendo,
la vanidad y el atuendo
y la hetiquez cortesana! ...
Ya sé, encinas
campesinas,
que os pintaron, con lebreles
elegantes y corceles,
los más egregios pinceles,
y os cantaron los poetas
augustales,
que os asordan escopetas
de cazadores reales;
más sois el campo y el lar
y la sombra tutelar
de los buenos aldeanos
que visten parda estameña,
y que cortan vuestra leña
con sus manos.

Autor: Antonio Machado Ruiz

No hay comentarios:

Publicar un comentario